Nadie mejor que uno mismo para mantener sano y fuerte uno de los principales órganos vitales del cuerpo humano. El corazón, motor y fuerte de energía de nuestro organismo, requiere atención y cuidado diario, a base de una alimentación equilibrada y rica en productos frescos, no procesados, así como actividad física moderada.
En la misma medida en la que la sociedad actual profesa especial veneración por el culto al cuerpo en su versión más superficial y externa, deberíamos mimar nuestra condición física interna, comenzando por los más pequeños. Es un ejercicio de responsabilidad cultural, enseñar a las nuevas generaciones a comer de forma adecuada desde su más tierna infancia, porque el cuidado del corazón no es una cuestión de edad. Solemos actuar tarde, tras sufrir algún cuadro o patología cardíaca o coronaria en la edad adulta, entonces nos ponemos las pilas y prestamos más atención a lo que comemos, cuando lo más inteligente sería practicar hábitos preventivos sanos a lo largo de nuestra vida.
Lo cierto es que hay una serie de alimentos que, además de forman parte de la dieta mediterránea, son esenciales para mantener un corazón saludable. El Aceite extra virgen, que se obtiene de la primera prensada de las aceitunas, por sus cualidades antioxidantes y ser rico en polifenoles, protege los vasos sanguíneos, reduce el colesterol LDL y la presión arterial.
Las Almendras nos aportan vitamina E y aceites naturales que mantienen a raya el colesterol “malo” y al contener magnesio evita el endurecimiento de las arterias. En algunos pescados y mariscos como el Salmón y los Mejillones, encontramos ácidos grasos Omega-3, que ayudan a regular los niveles de triglicéridos y de grasas saturadas en sangre. La familia de las Coles previenen la arteriosclerosis por ser ricas en nutrientes, ácido fólico, potasio o vitamina E y es recomendable tomarlas bien lavadas y poco cocinadas, para que no pierdan sus propiedades.
Y dentro de las frutas, la naranja, manzana, granada, plátano y el grupo de las bayas, con la mora, frambuesa, fresa y arándano, son antioxidantes y ricas en fibra saludable, potasio y vitamina C. La manzana reducen la hipertensión, el plátano añade potasio a nuestro organismo, reduciendo el colesterol malo y los frutos rojos reducen el riesgo de infarto. Por tanto, come bien y quiérete mucho, tu corazón te lo agradecerá.
Deberíamos concienciarnos en cambiar nuestros hábitos y preocuparnos por los alimentos que consumimos. El estilo de vida actual hace que no tengamos en cuenta la procedencía de muchos de los productos pero apuesto porque esto cambie, cuidandonos, sabiendo lo que comemos y por supuesto, cuidando el medio ambiente y la vida animal.
Me parece un artículo muy interesante.